Para conocer la situación económica de los Países Bajos en la Edad Moderna, podemos hacer una aproximación de cómo era la del resto de los países de Europa.
Según Braudel en Europa se puede aplicar un modelo de desarrollo unitario y agregativo que él definió como “economía – mundo”, que representa una autosuficiencia en la satisfacción de las necesidades básicas de la población y este modelo es aplicable para toda la zona que abarca desde el polo norte al desierto de Sahara, ya que el modelo incluye los países africanos del área mediterránea, por los intercambios de mercancías, metales y hombres a través del mar interior (Mediterráneo).
El mismo Braudel, define como polos aquellos puntos estratégicos que llevan a cabo una acción de impulso y de agregación de diversos sectores de la economía. Así mismo, asigna una importancia relevante a los comerciantes como interposición entre el productor y el consumidor, por lo que se puede hablar de un “capitalismo comercial”.
El trafico marítimo a partir del siglo XIV, tiene dos protagonistas, uno formado por las ciudades italianas del Mediterráneo (Génova, Venecia, Pisa y también Siena y Luca), el segundo polo se sitúa en el conjunto de puertos del Báltico, agrupados a partir del siglo XII en la Hansa Germánica, incluidos Brujas y Amberes, que rápidamente se separan del grupo, el resto, Hamburgo, Danzing, Novgorod, cubren el abastecimiento de todos los países del norte, incluida Inglaterra.
Otro factor importantísimo en esta época, es la guerra de los cien años que dificulta los intercambios terrestres, permitiendo a Brujas consolidarse como ciudad portuaria vital en el movimiento de mercancías norte-sur. A finales del siglo XV, ésta cuidad cae en desgracia y le sucede Amberes donde incluso se crean las primeras bolsas de mercancías. El comercio marítimo no solo se ceñía a mercancías de alto valor sino que había un doble flujo de los países mediterráneos hacia el norte (aceite, vino, arroz, lana en bruto, alumbre y tejidos) y en sentido contrario, los países del norte enviaban (hierro, plomo, estaño, cuero, pieles, avena y cebada), tanto en un sentido como en otro, una gran parte del trafico pasaba por Flandes donde se manipulaban o reexpedía las mercancías, de aquí la importancia de las plazas flamencas en ese tiempo.
El comercio marítimo también se desarrolló a través de ríos y canales, pero este disminuyo por los numerosos obstáculos que se encontraban por el camino, arbitrios, portazgos, monopolios..., que obligaban a costosos transbordos. Por todo ello, el comercio mayoritariamente sigue utilizando el mar, con un transporte lento y arriesgado, pero sin duda menos costoso, pasamos de una época de cabotaje a la utilización de rutas mas arriesgadas y rápidas, gracias a la mejora de los instrumentos de navegación y del tamaño de las embarcaciones.
En esta época, hay un importante desarrollo del mercado monetario eficiente, con la utilización en mayor medida de la moneda. Esta fue introduciéndose lentamente a partir de mediados del s. XIII, el desarrollo es dificultado por la escasez de metales preciosos y que solo una pequeña parte de ellos se destinaban a la acuñación, ya que la mayoría servia para fabricación de bienes de uso personal. A mediados del s. XV, las cantidades de metales disponibles, aumentan radicalmente, primero porque la producción de plata en Alemania, Austria y Hungría, mejora por los nuevos métodos de explotación, en cuanto al oro, hay dos hechos relevantes, uno por la exploración de los portugueses de las costas africanas y otro por los viajes de Colón a América, que aportan grandes cantidades de metal al sitema.
Aun así, el desarrollo monetario sigue siendo lento, por las dificultades que los estados ponen a la acuñación de monedas que no fuese a través de sus propias cecas (es un hecho probado, que las mismas piezas, con el paso de los años mermaban notablemente en el peso y calidad del metal). Durante este siglo, convivían en Europa, una gran variedad de monedas y hubo algunos intentos de unificación, como la llamada Confederación monetaria renana, así mismo, se desarrollan ferias como la de Champagne, para fijar el cambio de dichas monedas. Este movimiento de cantidades de metal muy importantes, lleva a los comerciantes a la búsqueda de instrumentos de pago distintos al metal.
Es cuando aparecen los llamados comerciantes-banqueros, que manejaron los créditos aunque sin reglamentar y en muchos casos ilegal, ya que los tipos altos, aplicados por estos “banqueros usureros” con tipos del 30/40%, solo eran aceptados por gentes que necesitaban el dinero para adquirir bienes de consumo, mientras que los comerciantes y artesanos, ignoraban esta forma de financiación. Para estas operaciones fraudulentas, se utilizaba instrumentos de giro, librados sobre plazas distintas y en otro tipo de moneda distinta de la que se utilizaba en ese lugar, para que a través de la aplicación del cambio, el interés no quedara implícito. En este campo, destacaron las grandes familias italianas, que operaban a través de filiares por toda Europa, utilizándose ya instrumentos como el endoso de letras, cheques, adelantos sobre mercancías,... etc., también y en paralelo, se desarrollaron los “Montes” que originalmente fundados por los Franciscanos, se desarrollo en toda la península de Italia y cuya finalidad era hacer liquido durante un tiempo y a un precio razonable, cualquier objeto de valor, que podía ser rescatable a su vencimiento.
Según Braudel en Europa se puede aplicar un modelo de desarrollo unitario y agregativo que él definió como “economía – mundo”, que representa una autosuficiencia en la satisfacción de las necesidades básicas de la población y este modelo es aplicable para toda la zona que abarca desde el polo norte al desierto de Sahara, ya que el modelo incluye los países africanos del área mediterránea, por los intercambios de mercancías, metales y hombres a través del mar interior (Mediterráneo).
El mismo Braudel, define como polos aquellos puntos estratégicos que llevan a cabo una acción de impulso y de agregación de diversos sectores de la economía. Así mismo, asigna una importancia relevante a los comerciantes como interposición entre el productor y el consumidor, por lo que se puede hablar de un “capitalismo comercial”.
El trafico marítimo a partir del siglo XIV, tiene dos protagonistas, uno formado por las ciudades italianas del Mediterráneo (Génova, Venecia, Pisa y también Siena y Luca), el segundo polo se sitúa en el conjunto de puertos del Báltico, agrupados a partir del siglo XII en la Hansa Germánica, incluidos Brujas y Amberes, que rápidamente se separan del grupo, el resto, Hamburgo, Danzing, Novgorod, cubren el abastecimiento de todos los países del norte, incluida Inglaterra.
Otro factor importantísimo en esta época, es la guerra de los cien años que dificulta los intercambios terrestres, permitiendo a Brujas consolidarse como ciudad portuaria vital en el movimiento de mercancías norte-sur. A finales del siglo XV, ésta cuidad cae en desgracia y le sucede Amberes donde incluso se crean las primeras bolsas de mercancías. El comercio marítimo no solo se ceñía a mercancías de alto valor sino que había un doble flujo de los países mediterráneos hacia el norte (aceite, vino, arroz, lana en bruto, alumbre y tejidos) y en sentido contrario, los países del norte enviaban (hierro, plomo, estaño, cuero, pieles, avena y cebada), tanto en un sentido como en otro, una gran parte del trafico pasaba por Flandes donde se manipulaban o reexpedía las mercancías, de aquí la importancia de las plazas flamencas en ese tiempo.
El comercio marítimo también se desarrolló a través de ríos y canales, pero este disminuyo por los numerosos obstáculos que se encontraban por el camino, arbitrios, portazgos, monopolios..., que obligaban a costosos transbordos. Por todo ello, el comercio mayoritariamente sigue utilizando el mar, con un transporte lento y arriesgado, pero sin duda menos costoso, pasamos de una época de cabotaje a la utilización de rutas mas arriesgadas y rápidas, gracias a la mejora de los instrumentos de navegación y del tamaño de las embarcaciones.
En esta época, hay un importante desarrollo del mercado monetario eficiente, con la utilización en mayor medida de la moneda. Esta fue introduciéndose lentamente a partir de mediados del s. XIII, el desarrollo es dificultado por la escasez de metales preciosos y que solo una pequeña parte de ellos se destinaban a la acuñación, ya que la mayoría servia para fabricación de bienes de uso personal. A mediados del s. XV, las cantidades de metales disponibles, aumentan radicalmente, primero porque la producción de plata en Alemania, Austria y Hungría, mejora por los nuevos métodos de explotación, en cuanto al oro, hay dos hechos relevantes, uno por la exploración de los portugueses de las costas africanas y otro por los viajes de Colón a América, que aportan grandes cantidades de metal al sitema.
Aun así, el desarrollo monetario sigue siendo lento, por las dificultades que los estados ponen a la acuñación de monedas que no fuese a través de sus propias cecas (es un hecho probado, que las mismas piezas, con el paso de los años mermaban notablemente en el peso y calidad del metal). Durante este siglo, convivían en Europa, una gran variedad de monedas y hubo algunos intentos de unificación, como la llamada Confederación monetaria renana, así mismo, se desarrollan ferias como la de Champagne, para fijar el cambio de dichas monedas. Este movimiento de cantidades de metal muy importantes, lleva a los comerciantes a la búsqueda de instrumentos de pago distintos al metal.
Es cuando aparecen los llamados comerciantes-banqueros, que manejaron los créditos aunque sin reglamentar y en muchos casos ilegal, ya que los tipos altos, aplicados por estos “banqueros usureros” con tipos del 30/40%, solo eran aceptados por gentes que necesitaban el dinero para adquirir bienes de consumo, mientras que los comerciantes y artesanos, ignoraban esta forma de financiación. Para estas operaciones fraudulentas, se utilizaba instrumentos de giro, librados sobre plazas distintas y en otro tipo de moneda distinta de la que se utilizaba en ese lugar, para que a través de la aplicación del cambio, el interés no quedara implícito. En este campo, destacaron las grandes familias italianas, que operaban a través de filiares por toda Europa, utilizándose ya instrumentos como el endoso de letras, cheques, adelantos sobre mercancías,... etc., también y en paralelo, se desarrollaron los “Montes” que originalmente fundados por los Franciscanos, se desarrollo en toda la península de Italia y cuya finalidad era hacer liquido durante un tiempo y a un precio razonable, cualquier objeto de valor, que podía ser rescatable a su vencimiento.
Por Juan Carlos